Hay muchas virtudes que definen a las mujeres sabias. Sin embargo, aquí hemos dado relevancia a 5 de ellas. Se trata de rasgos complejos, que solamente se alcanzan cuando la mente y el corazón han recorrido un proceso de evolución sano. Son los siguientes.
1. Solidaridad de género, una virtud de las mujeres sabias
La envidia es una flor maligna que crece con facilidad en el terreno de lo femenino. Las mujeres sabias son conscientes de ello, porque han invertido parte de su tiempo reflexionando en esta realidad. Saben también que esas descalificaciones y esas críticas mordaces entre mujeres son solamente un rezago de un sentimiento de inferioridad.
Las mujeres sabias entienden que cuestionar a las demás mujeres no las hace mejores, sino todo lo contrario. Por eso, se alegran de los triunfos de sus amigas y evitan a toda costa esas conversaciones insulsas en las que la crítica hace de piedra para lapidar la apariencia de las demás.
2. La independencia afectiva: actuar por convicción
La independencia no consiste en tener dinero propio para gastar, ni en vivir de forma autosuficiente, como si no necesitaras de nadie. Tampoco tiene que ver con el hecho de vivir en soledad o con desechar las relaciones porque ninguna llega a ser importante.
La independencia se refleja sobre todo en la capacidad de tener convicciones propias y ser consecuentes con ellas, sin importar lo que piensen o digan las personas que están en el entorno.
3. El sentido del humor, un signo de bienestar
Un rasgo distintivo de la sabiduría es el buen sentido del humor. Cualquiera que haya vivido lo suficiente sabe que la risa es una excelente respuesta a las vicisitudes e ironías de la existencia. Finalmente, buena parte de las situaciones que experimentamos no tienen remedio, y es ahí cuando la risa ayuda a aceptar lo inevitable.
El sentido del humor le pone color a cualquier momento. Las mujeres sabias entienden que reír es un acto de libertad. Por eso saben hacerlo. No andan en busca de alguien que las divierta, sino que han aprendido a encontrar por sí solas esa faceta lúdica que hay en toda situación.
4. Realismo, cuando dices adiós a los cuentos de hadas
Casi todas las mujeres han sido educadas para que se conviertan en unas eternas románticas. Muchas veces hasta las más espabiladas y educadas siguen llevando en su interior una suerte de nostalgia por la inexistencia de los amores perfectos y los finales felices. Algunas renuncian a los sueños románticos con cierta amargura.
Pero las mujeres que han logrado hacerse sabias piensan y sienten de manera diferente. Las mujeres sabias aprendieron a decirle adiós a esas fantasías que solamente traían consigo frustraciones. Entendieron que la dimensión de pareja es una más de la vida y no una revelación mágica que cambia todo para siempre.
5. Autocuidado, la conquista de ti misma
Hay una diferencia grande entre el autocuidado y la vanidad. El autocuidado tiene que ver con la protección de la integridad propia. Del bienestar personal, de la salud. También, por supuesto, involucra a la apariencia. Tiene que ver con sentirse agradable de un modo propio. Es decir, los demás no son los que dicen cómo debes verte bien, sino que eres tú quien lo decide.
La vanidad, en cambio, busca complacer la mirada de los otros. Es un rasgo propio de las mujeres que quieren ser juzgadas con gestos aprobatorios por los demás. Necesitan que las vean bellas y para lograrlo son capaces de todo, incluso de pasar por grandes incomodidades o de poner en riesgo sus vidas. Su concepto de belleza lo dictan las revistas, los anuncios, el mercado.
Los rasgos que definen a las mujeres sabias tienen que ver con un elemento común: el amor propio. Es fácil decirlo, pero para poder construir una auténtica autoestima se deben superar muchos prejuicios y fantasías. El esfuerzo vale la pena porque al final el premio es una vida más libre y plena.
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