Se manifiesta como la capacidad altamente afinada de sentir las emociones de los demás, llegando a posponer su propia persona. La empatía es la capacidad que tiene una persona de ponerse en el lugar de otra y entender mejor sus acciones comportamientos y pensamientos. No se nace siendo empático, sino que es algo que se va desarrollando a lo largo de la vida de una persona, para que sea una condición positiva, esta habilidad debe ser atendida con un razonamiento apegado a la lógica.
la hiperempatía afecta tanto a hombres como a mujeres. Es una actitud frente a las miserias de los demás causadas por una mayor sensibilidad de las emociones de otras personas.
Tener un exceso de empatía pueden incapacitar para ver con claridad a los depredadores con los que se puede encontrar esta persona en su existencia, su paso por la vida. las mujeres demasiado empáticas tienden a justificar los actos violentos de su pareja.
La hiperempatía es un tipo de trastorno que limita con la frontera del equilibrio y el bienestar personal.
En la vida adulta los excesos no son buenos y lo ideal es el equilibrio.
Nunca debemos discriminar el “propio yo” del” yo” de los demás,
La empatía es la habilidad de ponerse los zapatos del otro, pero nunca debemos cometer el error de posponernos, no debemos dejar nunca de ser nosotros mismos y atendernos, la empatía debe ser saludable para la persona, es tener la capacidad de sentir las emociones y sentimientos que experimenta otra persona…. y a la vez tener compasión por ella, pero todo tiene un límite.
No es bueno para la mente de las personas convertir su sentir en un espejo e ir por la vida como una esponja, captando todo lo malo y el sufrimiento que siempre estará por doquier.
El interés empático, relacionado con lo expuesto, permite que sepamos qué es lo que quiere o necesita de uno mismo otra persona.
El interés preocupación empática puede generar sufrimiento si no sabemos gestionarlo si creemos o sentimos a modo de impulso que debemos atender las necesidades de todas las personas que nos importan, acabaremos sintiéndonos desbordados y agotados mentalmente, llegar a sufrir lo que otros sienten, como un dolor propio que crea angustia y que, a su vez, hace a la persona posponerse por las necesidades ajenas, es traspasar la frontera entre la vida propia y la de los demás, produciendo un deterioro evidente de la propia identidad así como las habilidades sociales.
Siempre debemos tener claro que cada problema que se nos presenta es nuestro, por tanto, debemos afrontarlo y aprender de él.
Lo mismo ocurre con los demás. sus problemas son suyos, lo que no quiere decir que no podamos ayudar, pero será la persona quien deba afrontarlo preferentemente o no aprenderá a vivir.
Tampoco es bueno dejar de ayudar. sí se sabe que alguien pasa por apuros extremos, Será lógico proporcionarle ayuda, pero todo tiene un límite.
Controlar la hiperempatía, que hace sufrir a una persona con los problemas de los demás, como si fueran propios, alterando, afectando el día a día de la persona en cuestión, es un problema que requiere ayuda psiquiátrica.
Lo mejor es practicar la empatía selectiva, lo que no significa un sinónimo de egoísmo, frivolidad o indiferencia, sino que comprende una medida básica de sanidad mental y emocional. Simple y llanamente, existen personas que se permiten a sí mismas ser afectadas de tal manera por los estados de ánimo y sentimientos de los demás que comienzan a experimentar la aparición de síntomas físicos como vía de escape de la tensión.
El exceso de empatía produce estrés y ansiedad, lo cual afecta considerablemente la salud generando una sobreproducción de cortisol (hormona del estrés vinculada directamente con el desarrollo de múltiples enfermedades).
El mejor Consejo es recurrir a ayuda profesional para entrenar la capacidad de entender las propias emociones, para luego entender las de los demás, sin sufrir daños.
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